jueves, 17 de marzo de 2011

ESCEPTISIMO

Sexto Empirico


Sexto Empírico (circa 160 – c. 210), médico y filósofo griego, es uno de los más importantes representantes del escepticismo pirroniano y fuente de la mayoría de datos referentes a esta corriente filosófica.



No se sabe de dónde era originario, aunque vivió en AtenasAlejandría y Roma. Recibió el sobrenombre de «Empírico» por sus concepciones filosóficas pero, especialmente, por su práctica médica. Sus escritos, muy influidos por los de Pirrón y Enesidemo, están dirigidos en contra de la defensa dogmáticade la pretensión de conocer la verdad absoluta, tanto en la moral como en las ciencias.
En sus Esbozos pirrónicos (Πυῤῥώνειοι ὑποτύπωσεις, Pyrrhōneioi hypotypōseis) define el escepticismo de la manera siguiente: «El escepticismo es la facultad de oponer de todas las maneras posibles los fenómenos y los noúmenos; y de ahí llegamos, por el equilibrio de las cosas y de las razones opuestas (isostenía), primero a la suspensión del juicio (epoché) y, después, a la indiferencia (ataraxía)».
Defiende una posición relativista y fenomenista desde una posición escéptica antimetafísica y empirista. Según él, hay cosas, pero lo único que podemos saber y decir de ellas es de qué manera nos afectan, no lo que son en sí mismas. No obstante, su epoché no es tan radical como la de Pirrón. Defiende también una ética del sentido común y, aunque como pirroniano acepta la indiferencia (adiaphora) respecto de todas las soluciones morales, reivindica también la importancia de lo empírico, razón por la cual defiende que la vida práctica debe regirse por cuatro guías: la experiencia de la vida, las indicaciones que la naturaleza nos da a través de los sentidos, las necesidades del cuerpo y las reglas de las artes. Hace una crítica del silogismo, al que considera un círculo vicioso, y pone en entredicho la noción de signo, especialmente tal como lo entendían los estoicos. Critica la teología estoica señalando las contradicciones de la noción estoica de divinidad. Para los estoicos todo cuanto existe es corpóreo, por tanto, señala Sexto, también lo ha de ser la divinidad. Pero un cuerpo puede ser simple o compuesto. Si es compuesto puede descomponerse y, por tanto, es mortal. Si es simple, es uno de los elementos: tierra, aire, agua o fuego y, entonces, es inerte e inanimado. De ahí se sigue que la divinidad, o bien es mortal, o bien es inanimada, lo cual es, en ambos casos, absurdo. Además de este argumento, Sexto Empírico atacaba la noción de divinidad apelando a otros razonamientos. En todos ellos reforzaba la idea escéptica de la necesidad de la epoché o suspensión del juicio. Además, atacó también la noción de causa.
En general, su obra es importante por cuanto es una de las fuentes del conocimiento del pensamiento antiguo. Concretamente, su Adversus mathematicos aporta datos importantes para el conocimiento de la historia de la astronomía, la gramática y la ciencia antigua, así como de la teología estoica.
Sus obras principales conservadas son, pues, la ya citada Esbozos pirrónicos y Contra los matemáticos o Contra los profesores (Adversus mathematicos, hoc est, adversus eos qui profitentur disciplinas), tradicionalmente dividida en dos partes, con título latino: Adversus mathematicos —también—, libros I–VI, y Adversus dogmaticos, libros VII–XI (si bien esta división no es segura, ni puede establecerse si en realidad pertenecían a la misma obra o se conservan siquiera completas).

Pensamiento. 
Es con Sexto Empírico que se da la última etapa del escepticismo antiguo en la forma de empirismo que desarrolla la lógica fenomenológica. "Así nace una ciencia positivista, ni Hume ni Comte han inventado nada realmente".


Sexto sostiene que debemos suspender el juicio porque tanto la afirmación como la negación son igualmente persuasivas. No hay criterio de verdad, las demostraciones son relativas, la causa es incapaz de explicar los hechos. La única actitud racional es la abstención de todo juicio, sólo así se logra la libertad del espíritu, pues no se sujeta a ninguna escuela o dogma. Pretendía Sexto que el escéptico debiera ser ante todo un observador, un buscador y cuestionador que no niega ni afirma nada, teniendo en cuenta que el escéptico no pretende negar la realidad, pero sí los juicios sobre la realidad.
Los argumentos más conocidos de Sexto se encuentran en los llamados "tropos", en el octavo tropo Sexto dice: "Todas las cosas son relativas, nos vemos obligados a sus pender nuestro juicio sobre lo que son absolutamente y por naturaleza."
Sexto está tan seguro de que todo es relativo, que al respecto expresa con fuerza: "Aquél que niega que todo es relativo, confirma que todo es relativo, ya que muestra que la proposición misma "todo es relativo" es relativa a nosotros, que no es absoluta, por que él nos contradice."
En los tropos también se encuentran los argumentos contra el silogismo, contra la noción de causa y contra la idea de providencia. En los argumentos contra el silogismo declara que la conclusión silogística representa un círculo vicioso. En los argumentos contra la noción de causa afirma que si la causa es una relación, no puede existir objetivamente. En cuanto a la providencia Sexto destacaba las antinomias cosmológicas (como la posibilidad de ser Dios finito o infinito) y las antinomias morales (Como la contradicción entre la perfección divina y la existencia del mal).
Finalmente dice Sexto: "Los tropos liberan al espíritu como un purgante libera al intestino evacuándose a sí mismo. La conclusión no es pues "yo no se nada", sino mas bien "yo me abstengo (de juzgar), examino, busco", o, mejor aún "qué es lo que se ?, fórmula de la que hizo su divisa Montaigne."

  

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